viernes, 20 de noviembre de 2015

ASIGNATURA CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA

Los expertos piden que se cree en la escuela una asignatura contra la violencia machista

Magro pide que en los asesinatos de género se aplique la prisión permanente revisable


25 menores en la provincia cuentan con órdenes de protección tras sufrir malos tratos por parte de sus parejas, lo que supone un aumento del 15% respecto al año anterior.


ISABEL I LA CATÓLICA

(También llamada Isabel I de Castilla; Madrigal de las Altas Torres, España, 1451 - Medina del Campo, id., 1504) Reina de Castilla y León (1474-1504) y de la Corona de Aragón (1479-1504). Hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, Isabel la Católica tenía sólo tres años cuando su hermano Enrique IV ciñó la corona castellana (1454).
En 1468, el monarca, hombre de carácter débil e indeciso, reconoció a la princesa Isabel como heredera al trono en el pacto de los Toros de Guisando, con lo cual privó de sus derechos sucesorios a su propia hija, la princesa Juana, llamada la Beltraneja, a quien la maledicencia suponía hija de Enrique Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque.

DÍA MUNDIAL DE LA INFANCIA


domingo, 4 de octubre de 2015

LA VENTANA


La ventana Había una vez dos hombres enfermos que compartían habitación en un hospital. Aunque era muy pequeña, tenía una ventana. Al paciente que estaba junto a ella, le dejaban sentarse cada tarde una hora, en la que le describía a su compañero, que sólo podía estar boca arriba, lo que veía. Según contaba, la ventana daba a un parque en el que había un lago, un bosque y, detrás de los árboles, la ciudad. El hombre acostado escuchaba todas las explicaciones y disfrutaba de cada minuto como si él mismo pudiera verlo. 
Una de esas tardes, pensó que por qué el hombre de la ventana podía disfrutar de ver lo que pasaba fuera. «¿Por qué no puedo ser yo?», se preguntó. Y una noche, mientras él permanecía despierto mirando al techo, su compañero se despertó con tos y ahogos y trató desesperadamente de llamar a la enfermera. Él no hizo nada. A la mañana siguiente, la enfermera encontró al hombre muerto y se llevaron el cadáver.
Al cabo de un tiempo, preguntó si podían cambiarlo de cama. Cuando lo trasladaron, se asomó por la ventana y vio que enfrente sólo había una pared. El hombre, destrozado, entendió que muchas veces hacemos daño, sin motivo, a aquellos que más se esfuerzan por hacernos la vida más agradable.



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